jueves, 29 de mayo de 2014

REGRESO A NUEVA ZELANDA



Normalmente este es un género por el que no siento especial predilección. Si encuentro una obra que me entretenga y me cuente una buena historia, la aprecio como cualquier otra, pero no es que sea mi favorito. No tengo favoritismos, leo cualquier cosa. ¿Hasta qué punto esto es bueno o malo? Que cada uno juzgue lo que crea conveniente.

Hacía tiempo que no escribía nada sobre alguna lectura. Supongo que es porque últimamente no he encontrado unas páginas que me hayan estimulado o me hayan llamado la atención como para mencionarlas y recomendarlas. Ha sido grata la sorpresa que me he llevado con Sarah Lark, una escritora alemana afincada en España. Porque escribe muy bien, de una forma sencilla, no se enreda demasiado en las descripciones, dejando espacio a la imaginación del lector, y además, se nota que previo a la escritura, realiza una labor de documentación con la que otorga verosimilitud a sus novelas de carácter histórico. Por el momento, solo he leído la nueva novela con la que regresa a Nueva Zelanda después de su primera trilogía que comenzaba con “El País de la Nube Blanca”. Este ya lo tengo comprado y a la espera en mi librería para ser leído.

¿Qué nos encontramos en “Hacia los mares de la Libertad”? Pues una historia de amor, dramática, cruda, y al mismo tiempo esperanzadora, un relato de nuevos comienzos en lugares desconocidos, de personajes desgraciados en sus países de origen, que por avatares del destino se ven embarcados hacia la misteriosa Nueva Zelanda, un lugar donde todo parece ser posible. Transcurre en 1847, en plena dominación inglesa de Nueva Zelanda y Australia. La historia comienza en Irlanda, ese país donde sus gentes están impregnadas de un fanatismo católico que se refleja en todos los aspectos de la vida, donde todos se miran de reojo, cuchichean, hablan a las espaldas de todos, intercambiando rumores falsos, maldiciendo, donde se envía a las chicas embarazadas fuera del matrimonio a los conventos, como si fuesen basura. Una Irlanda donde las primeras hambrunas de la patata causaron los primeros estragos.

Es la historia de Michael y Katheleen. Michael, que para mantener a su familia, destila whisky de forma ilegal. Katheleen, a la que prometen con un hombre al que no ama, porque ella ama a Michael. Su relación es ilícita, y pecaminosa a ojos de los demás. Todo se complica cuando ella se queda embarazada de Michael y a él le encarcelan. Pronto le envían en un barco rumbo a Tasmania, antiguamente llamada la Isla de Van Diemen, para colonizarla junto con otros delincuentes monstruosos, mucho peores que él.

Hacia los Mares de la Libertad da comienzo a una nueva Trilogía ambientada en Nueva Zelanda, una historia de amor épica, marcada por la tensión de si ambos amantes podrán reencontrarse algún día y ser felices fuera de la opresión del Viejo Continente.

 Como relato, es una maravilla además de estar escrito con gran sencillez y cariño, las palabras despliegan amor por los personajes y contagian al lector la emoción y las ganas de seguir leyendo, aunque, hacia la mitad, el ritmo se resiente, y comienza a ser un tanto reiterativa, alargando o postergando lo inevitable. Pienso que este es además un defecto común a todas estas novelas, y esto no es más que una estrategia editorial para engordar más los libros y así inflar el precio de los mismos. Porque, de otra forma, la historia quedaría mucho mejor en 300 páginas. El libro tiene casi 800, de las cuales sobran unas cuantas. Pero, independientemente de esto, es una novela que da gusto leer y la recomiendo sin duda.